Al 3° Encuentro Nacional Antirrepresivo por los Derechos Humanos

 

Desde la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago y la Investigación de la Deuda  saludamos el Encuentro organizado por Memoria, Verdad y Justicia, en la convicción de que después de 40 años de la recuperación de las libertades democráticas en nuestro país hay una gran deuda pendiente en materia de la garantía de las condiciones dignas para la vida de la clase trabajadora y el pueblo. Pasaron 40 años y tenemos el 43% de la población en la pobreza, un 8% sumergido en la miseria y 6 de cada 10 niños y niñas son pobres.

Como el pueblo lucha, se está llevando adelante una gran campaña de estigmatización contra los piqueteros, contra los docentes, contra el feminismo, aparecen políticos negacionistas como Villarruel y se avanza en el cercenamiento de las libertades democráticasc on reformas constitucionales reaccionarias como en Jujuy y varias provincias. Esto es así porque es total el sometimiento de la clase política tradicional a los dictados del FMI y al pago de la estafa de la deuda externa usuraria con una política de saqueo extraccionista y de sometimiento financiero que inevitablemente tendrá consecuencias en el avance de los intentos represivos. Hoy más que nunca necesitamos la más amplia unidad en la acción para defender nuestros derechos, las libertades democráticas y enfrentar la colonización del país de la mano del gran capital y el FMI.

Los abrazamos fraternalmente

AUTOCONVOCATORIA POR LA SUSPENSION DEL PAGO Y LA INVESTIGACION DE LA DEUDA

– Buenos Aires, 30 de septiembre de 2023

 

Fuente: Autoconvocatoria por el pago y suspensión de la deuda

Invitamos a firmar y a activar!

SUME AQUÍ EL APOYO DE SU ORGANIZACIÓN:  bit.ly/FirmarSemanaMundialAccion La estafa de la Deuda y de los acuerdos con el FMI seguirá condicionando la vida y la política en Argentina, gane quien gane los próximos comicios. Como pasa también en otros países, continuará generando miseria, extractivismo y emergencia climática, y cada vez menos democracia y derechos. Por eso necesitamos intensificar esfuerzos para fortalecer las resistencias y construir una gran alianza entre todos los pueblos que luchan por la vida y el control sobre nuestros cuerpos y territorios, por no pagar lo que no se debe, contra la pobreza y la desigualdad, por nuestros derechos y los de la naturaleza.

La Semana Mundial de Acción por Justicia frente a la Deuda, el Clima y la Crisis Económicadel 9 al 16 de octubre, nos convoca para avanzar en ese sentido. 

Participarán movimientos y organizaciones populares de todo el mundo, para alzar un solo grito de ¡JUSTICIA! frente a la deuda y las crisis climática y económica. Las fechas coinciden con las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, quienes junto a los grandes países que las controlan, estarán buscando avanzar sus recetas de más ajuste, más deuda, más entrega y más ganancias para las grandes financieras y corporaciones. Como parte de la Semana, habrá además una Contracumbre de los Pueblos, en Marrakech dónde se reunirán el FMI y el BM.

Desde la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda, invitamos a participar activamente:

**Sume aquí su firma, o la firma de su organización, al Llamado Urgente que será emitido al iniciar la Semana

**Active dónde esté, vinculando los reclamos de Justicia frente por la Deuda y las crisis climática y económica a las reivindicaciones de tu lucha.

**Reunirse con nosotres el próximo lunes 2/10, a las 17,30hs, para decidir acciones de manera conjunta. Confirma participación al buzón autoconvocatoriadeuda@gmail.com, para recibir el enlace correspondiente. 

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Para ver el texto completo del Llamado Urgente y sumar su firma, hagan clic aquí: 

bit.ly/FirmarSemanaMundialAccion

 

Fuente: Autoconvocatoria por el pago y suspension de la deuda

Un tercio de alimentos para consumo humano se desperdicia en el mundo

Alrededor de un tercio de la producción de los alimentos destinados al consumo humano se pierde o desperdicia en todo el mundo y se calcula que esa cantidad bastaría para alimentar a dos mil millones de personas, aseguró la licenciada Alejandra Bermeo Arellano, integrante del Programa de Nutrición de la Coordinación de Servicios Integrados para el Bienestar (COSIB) de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En el marco del Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que se celebra este 29 de septiembre con el tema “Reducir la pérdida y el desperdicio alimentario: actuar para transformar los sistemas alimentarios”, alertó sobre la importancia de tomar medidas desde casa para evitar que los comestibles se desperdicien.

De acuerdo con cifras de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), esto sigue siendo un problema en un mundo donde el hambre va en aumento y se estima que aproximadamente 13 por ciento de la comida se pierde entre la cosecha y la venta minorista, mientras que un 17 por ciento se desperdicia en los hogares, la restauración y el comercio minorista.

“Hace falta generar más conciencia de que todos alimentos que estamos desperdiciando implicaron un gasto no sólo económico, sino también ambiental y de recursos como el agua, la tierra, la energía y la mano de obra, además de que cuando se van a la basura generan emisiones de gases de efecto invernadero, lo que contribuye al cambio climático”.

Entre 8 y 10 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero está asociado con comida que no se consume; además, se estima que 811 millones de personas no pueden cubrir una necesidad básica como es el derecho a recibir alimentos, una situación que se agrava cada vez más por la crisis económica que atraviesan muchos países en todo el mundo.

De acuerdo con la licenciada en Nutrición Humana por la Unidad Xochimilco existen cuatro claves principales para lograr menos desperdicios: la primera, organizar la cocina; la segunda, hacer una compra consciente; la tercera, reutilizar, y la cuarta lo que denomina “llévatelo a casa”.

Sobre el primer punto, consideró importante distribuir los alimentos en el refrigerador, de preferencia en los tres primeros estantes, ya que suelen ser los más fríos, mantener una adecuada temperatura que puede depender de la estación del año y acomodar los productos más antiguos en la parte delantera y lo más nuevo atrás.

“El segundo, es hacer una compra consciente, ya que ir al supermercado de manera desorganizada o sin una lista puede ser una de las principales razones de desperdicio; la idea sería hacer un menú, fijarnos primero qué es lo que tenemos disponible tanto en el refrigerador o en la alacena y sólo llevarnos lo necesario y no comprar ninguna otra cosa, porque seguramente terminará en el bote de la basura”.

Para Bermeo Arellano, quien ha impartido talleres en línea como Disminuyendo mi desperdicio de comida, también es fundamental revisar las fechas de caducidad, ya que si éstas están próximas a vencerse, contribuyen a que se terminen desperdiciando los productos.

“Por otro lado, estamos muy acostumbrados a consumir y a comprar las frutas y verduras que se vean perfectas cuando lo más importante es su valor nutricional; hay que optar por frutas y verduras de estación que son las más baratas y tienen vitaminas y minerales en su máximo y comprar si es posible con los propios productores que comercializan sus productos”.

En cuanto a reutilizar los alimentos, “la idea es ingerirlos de diferentes maneras, por ejemplo, si hoy comimos tinga en tostadas, mañana hacemos tacos o quesadillas u otras variantes, así como guardar los guisados en el congelador; si hay frutas o verduras que ya están muy maduras o que quizá por las texturas no nos agrada comerlas como normalmente lo hacemos, entonces podemos transformarlas en puré, licuados, budines, tartas o pasteles”.

Sobre el cuarto punto relacionado con “llévatelo a casa”, consideró oportuno preguntar el tamaño de las porciones cuando se va a un restaurante y en caso de ser necesario, pedir el sobrante para llevar, así como en las fiestas, promover que se reparta entre los invitados la comida que sobra.

“A veces por pena la gente no pide la comida para llevar cuando lo ideal sería llevárselo a casa para consumirlo después; sería interesante hacer un registro de todo lo que estoy tirando a la basura diario para ver la dimensión de lo que se está desperdiciando”.

La licenciada Bermeo Arellano agregó que es esencial generar acciones empezando desde casa para disminuir las afectaciones medioambientales y económicas e invitó a las y los interesados a participar e inscribirse en los diversos talleres que ofrece el área de Nutrición de la COSIB de la Unidad Iztapalapa en los que se abordan éstos y otros temas relacionados con el mejoramiento de la salud y la alimentación.

Publicado originalmente en la UAM

Fuente: Desinformemonos

Impactos de la minería en las vidas y los cuerpos de las mujeres

El feminismo también reflexiona sobre extractivismo y su impacto sobre las mujeres con el objetivo de elaborar como mujeres una visión válida para nosotroas las mujeres. Es importante intercambiar experiencias, pensar juntas, organizarnos para la resistencia y para el cambio.

El feminismo se hace presente en los espacios comunes en los que mujeres logran reunirse para hablar sobre lo que les pasa, sobre cómo se sienten frente a lo que les pasa y qué pueden hacer frente a elloLa familia, la educación/la Academia, los medios de comunicación o el relato (hegemónico) de la historia son mayormente y a menudo espacios patriarcales, clasistas y androcéntricos, aunque haya muchas feministas en esos espacios también.

La forma de feminismo relevante en este contexto es la que está en la calle, el barrio, en el pueblo, en el colegio, en el mercado, y se manifiesta en las actividades cotidianas. Ser feminista es reconocer que la sociedad patriarcal ejerce violencia sobre los cuerpos de las mujeres.

Contexto sobre mujeres y minería

Las materias primas (metales y minerales) se usan para todas las actividades de la vida moderna y la minería, que es la actividad extractiva mediante la cual se obtienen esas materias primas. Por diferentes motivos, la expansión de la minería en los últimos 30 años no tiene precedentes. Recientemente se ha comenzado a incluir la promoción de forma apremiante de una transición energética enmarcada en las políticas de nuevo pacto verde o New Green Deal. Cada vez hay más proyectos mineros, en lugares cada vez más remotos. Pero en todas partes vive alguien y en todas partes viven mujeres y esa actividad minero extractiva tendrá sobre ellas impactos específicos. El conflicto está servido. Afectadas en diferentes aspectos y por diferentes niveles de proyectos extractivos, la urgencia para tematizar estas cuestiones y actuar apremia. La minería está siendo una forma de violencia.

El machismo y el patriarcado con todas sus muchas fuerzas está en todas partes. En todos los tentáculos del capitalismo. No sólo en la industria extractiva y la minería cuyos proyectos y megaproyectos están en manos de hombres. También en la política, y en la forma en que se ejerce a través del colonialismo.

En todo el mundo, las mujeres desempeñan un papel crucial e indudable en la defensa de los territorios y de los derechos humanos frente al avance de la minería cuando esta, por los motivos que sea, se percibe como una amenaza.

Todo lo que sirve a los negocios en la naturaleza es visto como mercancía. También a las mujeres se consideran mercancía. En mi campo de estudio y acción presente no entra la cuestión específica sobre cómo la minería afecta a las mujeres trabajadoras en el área de la minería (mujeres mineras). El tema es interesante, pero no forma parte de mis análisis. En estos casos, las empresas se adjudican el mérito de “dar trabajo a la mujer”, mientras que subordinan a la mujer o utilizan su imagen para vender su producto, sus intenciones o sus bondades.

Para seguir leyendo haga clic en el siguiente enlace:

https://www.salvalaselva.org/temas/mineria/mujeresymineria

Tomado de: salvalaselva.org

 

Fuente: Radio Temblor

Por una legislación que aprenda de las experiencias comunitarias

Por: Nelson Ravelo Franco – Área de Energía y Justicia Climática

La propuesta de decreto que reglamenta las comunidades energéticas tiene potencial y está conectado con la apuesta por la transición energética justa; sin embargo, falta mucho para que reconozca lo que ya por décadas las comunidades han construido a partir de energías comunitarias que, lejos de ser reconocidas, pueden quedar ignoradas o desdibujadas con este mecanismo de reglamentación.

El Gobierno de Gustavo Petro ha cuestionado internacionalmente las acciones globales que supuestamente pretenden enfrentar la crisis climática y ha hecho llamados específicos para que, por ejemplo, se deje el crudo en el subsuelo, con base en las recomendaciones de científicos del mundo que indican la urgencia de acciones de fondo. En el ámbito nacional, su discurso se ha traducido en el posicionamiento de la necesidad de hacer transición energética, a la que además le ha añadido el adjetivo de ser “justa” y, como consecuencia, se han generado herramientas de política pública que expresan  más concretamente en qué consiste esa apuesta oficial.

Una de esas herramientas es el proyecto de decreto que pretende reglamentar las comunidades energéticas (CE), figura que se ha constituido en uno de los referentes de transformación para el Gobierno sobre este tema. Sin embargo, para las organizaciones comunitarias, ambientales y sindicales, afectadas por megaproyectos de energía, que desde hace años vienen impulsando la propuesta de transición energética justa, lejos de ser un logro, el decreto es una herramienta que desconoce esta trayectoria e incluso podría impedir una verdadera gestión comunitaria de la energía.

Se debe reconocer que el documento significa un avance que, por ejemplo, deja clara la responsabilidad y los tiempos en los que la Comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG, debe reglamentar la comercialización de energía por parte de las CE y garantizar la compra durante 15 años. Así mismo, pretende darles una condición privilegiada al adicionar el adjetivo “colectivo” a algunos términos presentes en la legislación del sector energético (como en el caso de la autogeneración colectiva o la generación distribuida colectiva). A pesar de esto, el decreto reduce el campo de acción de las CE al componente de generación de electricidad, lo que implica desconocer que gran parte de las experiencias relacionadas con el tema generan otros tipos de energía para suplir necesidades concretas a través de mecanismos como biodigestores, secadores solares, estufas eficientes, huertos leñeros, etc.

El aporte de estas iniciativas, fundamental para el bienestar de miles de familias, está en que atiende necesidades básicas priorizando el autoconsumo, pero que lo hacen aprovechando directamente ciertas fuentes de energía, evitando no solo el consumo de combustibles fósiles, sino las pérdidas asociadas al transporte y transformaciones sucesivas de energía. Así por ejemplo, ante la necesidad de calefacción de agua, en lugar de usar energía generada en una hidroeléctrica lejana, perdiendo parte de dicha energía en la trasmisión por la red y en la transformación entre electricidad y calor, se aprovecha la radiación solar usando calefones que directamente concentran el calor del sol. Claramente estas iniciativas evitan discursos que perpetúan la dependencia fósil, la concentración de la matriz energética en pocas corporaciones y normalizan la existencia de injusticias climáticas. Por esto mismo, resulta contradictorio que mientras al menos 69 experiencias comunitarias en Colombia ya han sido mapeadas a través de la Exhibición virtual de experiencias comunitarias de transición energética justa, el decreto las desconozca como CE por no necesariamente generar electricidad.

Además, la limitación conceptual del decreto también se da con respecto a la noción de “comunidad”. Al establecer como su objetivo “generar, comercializar y/o usar eficientemente la energía”, se ignora la esencia de lo que llevó a que muchas de las experiencias mencionadas se organizaran. No fue el propio interés de generar energía, sino que buscaban atender necesidades insatisfechas para dignificar las condiciones colectivas de vida. Por ejemplo, en el noroccidente de Antioquia las Comunidades Sembradores de Territorios, Aguas y Autonomía, Setaa, afectadas por la construcción de la hidroeléctrica Hidroituango y el cambio del microclima asociado, comenzaron a hacer secado de café usando deshidratadores solares, pues la humedad no solo había afectado la calidad sino los tiempos de dicho proceso. De forma análoga, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN, a pesar de estar ubicada en una región en ausencia de saneamiento ambiental, decidió construir un biodigestor en la Institución Educativa Agropecuaria “Las Aves”, con lo cual resolvieron la contaminación de aguas subterráneas por residuos porcícolas, lograron que la cocina del colegio de 350 estudiantes funcione con biogás y el biodigestor ahora hace parte de las clases de química del colegio.

El decreto reconoce que las figuras de gobierno propio pueden constituir una CE, pero no enfatiza en el carácter democrático y participativo que debe garantizarse en la gestión comunitaria de la energía por parte de los habitantes de la zona afectada o beneficiada, independientemente de si involucra o no figuras de gobierno propio, una alianza público-popular o privado-popular.

Sorprende que, al apostar por las CE, el actual gobierno pueda terminar desdibujando el carácter comunitario de ciertas iniciativas que aportan a la transición energética justa. Bastante saben al respecto quienes promueven y defienden los acueductos comunitarios al tener que luchar por evitar perder sus fines sin ánimo de lucro y no terminar convertidas en empresas de servicios públicos, como para que ahora se pretenda provocar el mismo daño en las organizaciones que apuestan por las energías comunitarias.

Si el decreto no cambia radicalmente, y asume una política interministerial de fomento a estas iniciativas propias y populares, las ambiciones gubernamentales con las CE terminarán frustradas viendo como surgen empresas prestadoras de servicio eléctrico sin vocación ni arraigo comunitario.

 

Fuente: CENSAT Agua viva