La presencia de las tropas MINUSTAH irrumpen en el 2004 en Haití, como la prolongación de una nueva intervención militar imperial y un golpe de estado que desconoce la soberanía del pueblo haitiano. Representan un nuevo y doloroso retroceso en la lucha por su independencia.
El nuevo diseño de intervención con tropas latinoamericanas (algunas de gobiernos “progresistas”) con un disfraz de contenido humanitario y de cooperación queda al desnudo en su auténtica naturaleza con las masacres de población civil en Cité Soleil entre 2005 y 2007, en respuesta a la resistencia popular al golpe de estado, la represión a manifestaciones de carácter reivindicativo como aumentos salariales, y el amplio caso de violaciones y trata de niños y jóvenes que traumatiza y mantiene en la inseguridad a la población más desamparada.
Frente a la tragedia del terremoto del 12 de enero de 2010 la MINUSTAH no actúa en el rescate de sobrevivientes, y solo 6 meses después, las tropas de NEPAL-integrantes de la MINUSTAH- introducen la epidemia del cólera.
Todos los estudios científicos realizados demostraron por contrapartida la responsabilidad política y la complicidad de la ONU y los gobiernos implicados en la MINUSTAH, en el deceso de 9.000 personas y la afectación de otras 700.000 por la no asistencia a una población en situación de extrema pobreza, vulnerable por la falta de servicios básicos y los efectos devastadores del terremoto. La solidaria intervención de los médicos cubanos rápida y eficaz prueba cuántas más vidas se podrían haber salvado y se seguirían salvado si existiera en la ONU la intención real de hacerlo.
El no reconocimiento de la ONU de su responsabilidad en la introducción del cólera (hecho comprobado científicamente) y la no implementación del protocolo sanitario para la detención de la epidemia, refugiándose en su incapacidad financiera, y en una supuesta inmunidad de sus miembros, representan una confesión de parte, de un hecho criminal que toma las proporciones de un genocidio en el tribunal de la conciencia de los pueblos del mundo donde se logra traspasar la barrera de la desinformación global.
La represión del movimiento popular en todas sus manifestaciones, colabora con el mantenimiento de un régimen de trabajo esclavo, donde el nivel de explotación no permite en muchos casos la reproducción de la mano de obra. Esto también es un genocidio con un componente ideológico racista e imperial, al que se le suman el abuso, y todo tipo de vejámenes a una población fuertemente afectada por el hambre.
El daño moral, sicológico infringido con herramientas de sometimiento como la violación sexual y la prostitución a niños, jóvenes y adultos practicados de manera sistemática, es incalculable. Y constituye otro crimen de lesa humanidad.
Son pues 11 años de un flagelo agregado a un pueblo ya castigado por 100 años de ocupación y recolonización bajo distintas formas por los EEUU.
El único “aporte” de la MINUSTAH ampliamente reconocido es la formación de un cuerpo policial aguerrido y equipado como policía militar para enfrentar al movimiento social.
La MINUSTAH a la luz de los hechos fue concebida para eso. Su fracaso acompaña a la deslegitimación del falso proceso de “reinstitucionalización” organizando elecciones amañadas, fraudulentas, de donde surge un poder dictatorial neoduvalierista como el de Michel Martelly.
La eliminación de los espacios de participación popular más elementales, y todos los ataques a la libertad de expresión, asociación, y al normal funcionamiento de la justicia, tensan la presión social , provocan desbordes, y un nivel de confrontación social superior cuando el objetivo de todo este montaje imperial era y es un modelo de dominación más estable y duradero. El pueblo haitiano golpeado y dolorido, se ha puesto una vez más de pié, aumentando su conciencia , organización y movilización frente al atropello imperial tercerizado en la MINUSTAH y este nuevo recorte de libertades con un nuevo régimen duvalierista .
El imperialismo norteamericano mantiene desde hace décadas varias guerras de baja intensidad, en la región, como el bloqueo y las permanentes agresiones a Cuba. Otras más ocultas, invisibilizadas con gobiernos de fachada aparentemente democrática como Méjico, Colombia, Guatemala, Paraguay, Honduras, Haití. Hay mucho horror y sangre derramada en todos estos territorios
Toda la frontera sur de EEUU sufre de una militarización creciente justificada en el narcotráfico, el crimen organizado o el terrorismo. Pero se trata de contención social, control territorial, y saqueo. La relación de vecindad con el imperio los condena a un control geoestratégico implacable. La ocupación militar de Haití es parte de este dispositivo. El desarrollo y la continuidad de la revolución bolivariana en Venezuela liderada por Chávez impactan fuertemente en una nueva estrategia de unidad latinoamericana y caribeña.
Se crean nuevos vínculos de cooperación y complementación entre los pueblos y gobiernos con el aporte de Petrocaribe, y las políticas del ALBA, de Cuba en materia educativa y de salud. La constitución del Alba, Unasur, Petrocaribe, y la CELAC generan una nueva correlación de fuerzas en el continente frente a los EEUU.
Sin embargo, algunas contradicciones aparecen en perjuicio del pueblo haitiano, cuando en su primera declaración la CELAC atribuye a los contingentes militares de la MINUSTAH una condición de contribución o colaboración en “seguridad”. Está demostrado que la MINUSTAH solo le ha aportado seguridad a las clases dominantes, al imperio y a su títere de turno, Martelly, no cesando ni por un momento de avasallar al pueblo humilde. Haití, al igual que Venezuela, no es una amenaza para nadie, su ocupación es ilegal ya que nunca hubo una guerra que la justificara.
La crisis financiera que estalla en el 2008 en EEUU, comenzando a declinar su hegemonía económica frente a otras potencias como CHINA, lo ha conducido a una ofensiva militar a escala planetaria, que más recientemente se ha focalizado sobre nuestra América-Caribe. Venezuela sufre en febrero de 2015, el cuarto intento de golpe de Estado, y el intento de asesinato del segundo presidente de este proceso (Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro).
Cambio de estrategia imperial respecto a Cuba, fragilizada por su economía bloqueada y estancada, con el objetivo de recuperarla por otras vías.
Diálogos de Paz en Colombia en la perspectiva del desarme y ocupación militar por parte del estado, de los territorios bajo control de las FARC-EP desde hace décadas, entre ellos, una vasta zona fronteriza que rodea a Venezuela y Ecuador.
La militarización impulsada por EEUU avanza con nuevas bases en Panamá, Honduras, Paraguay, Centroamérica, en Perú donde recientemente desembarcaron contingentes de marines….y un nuevo plan de golpe cruento en Venezuela sin duda su principal objetivo, detrás del cual el resto de América quedaría más desguarnecido. Todo parece indicar que para el Pentágono ha llegado la hora de echar mano a “su patio trasero”.
En el plan imperial de recolonización de los territorios de América Latina y el Caribe para hacerse de sus recursos naturales, Venezuela es tan solo la cabeza del iceberg, pero sin duda el hueso más duro de roer, por el apoyo popular del proyecto y la estrategia delineada y practicada consecuentemente por Hugo Chávez Frías de “revolución pacífica pero armada”, con la unión cívico-militar y la participación popular activa y armada en la defensa de la patria.
Todo un ajedrez donde el imperio no juega solo. Chávez y Fidel se ocuparon de promover la tarea histórica de construcción de nuevas alianzas políticas, económicas y militares sur-sur, en nuestro continente y a nivel mundial, acercando a Irán, Rusia, China, los países árabes ,a Venezuela, al Alba, y a otros países del continente, contribuyendo también a unir a los países productores de petróleo en la OPEP, y en otro grupo a los países no alineados para la generación de un mundo multipolar, promover una estrategia de Paz que frene la estrategia colonial y guerrerista de EEUU, la OTAN, e Israel con sus aliado periféricos.
La presencia de tropas de ocupación en HAITÍ ha estado al servicio de la estrategia norteamericana, donde también se ensaya un modelo de explotación de la mano de obra y de dominación colonial que creen les permitiría a escala ampliada, competir con la industria asiática.
El caso uruguayo merece una mención especial ya que el presidente José Mujica, que gobernó desde el 1º de marzo del 2010 al 28 de febrero del 2015, fue el único mandatario de aquellos que tienen tropas en la MINUSTAH que denunció en su criterio personal, el carácter dictatorial del gobierno de Martelly a partir de la no convocatoria a ninguna de las elecciones instituidas por la constitución haitiana de 1987 durante 3 años. El 29 de octubre del 2013, el presidente Mujica planteó públicamente , que si para febrero del 2014 éstas no habían sido organizadas , su gobierno retiraría todas las tropas de Haití, pues no se transformaría en “guardia pretoriana” de un gobierno dictatorial o por fuera del estado de derecho. A su vez el canciller Almagro manifestó que Uruguay había sufrido una dictadura impuesta por un presidente electo, que disolvió las cámaras en 1973 para transformarse en dictador junto a las Fuerzas Armadas, por lo tanto no podían apoyar a Michel Martelly que estaba repitiendo el mismo mecanismo de un autogolpe de estado.
Pasó febrero del 2014, y la MINUSTAH siguió reprimiendo con mayor violencia las multitudinarias manifestaciones populares que en todo el país exigían la renuncia de Martelly, ocasionando muertos y heridos de balas y gases a lo largo de todo ese año.
Llegó febrero del 2015 y Martelly siguió sin convocar elecciones, cesando el mandato de los legisladores electos.
El presidente Mujica no habló más de retirarse de la MINUSTAH, a pesar del régimen despótico neoduvalierista que Martelly implantó con designaciones directas, represión, presos políticos, corrupción a todo nivel. El canciller uruguayo Almagro fué nombrado Secretario General de la OEA, y las tropas uruguayas siguen hasta hoy cumpliendo su rol de “guardias pretorianas” que se decía no debían ser. Estos gobernantes finalmente, siguieron la hoja de ruta marcada por la ONU y el gobierno norteamericano. Las organizaciones sociales uruguayas que representan a cientos de miles de trabajadores, estudiantes, campesinos, trabajadores rurales, mujeres repudiaron desde el primer día la ocupación de Haití y se avergüenzan de las decisiones de sus gobernantes que siguen ultrajando y violando el derecho de autodeterminación del pueblo haitiano así como sus Derechos Humanos más elementales.
Hasta 2004, la realidad Haitiana era ignorada e invisibilizada por la prevalencia de una construcción mediática imperial sobre un Haití que no existe, y el ocultamiento de lo que es. La MINUSTAH, paradojalmente, provocó el acercamiento de los pueblos latinoamericanos al movimiento social Haitiano, que tomó la iniciativa de contactarse con nuestros sindicatos y organizaciones para darnos a conocer su realidad y solicitar nuestro compromiso en una campaña por el retiro de las tropas de nuestros países de Haití.
Es esta aleccionadora estrategia del movimiento popular haitiano que nos alienta en una campaña de información y denuncia del papel que cumplen nuestras tropas y de la historia heroica de resistencia que alumbró la primera independencia en suelos latinoamericanos-caribeños y continúa hasta hoy.
No hay nada más potente que la verdad y nada más conmovedor que la exhibición de las inmensas injusticias que ha tenido que sufrir el pueblo de Haití por desafiar y derrotar muy tempranamente, el sistema de opresión más cruel : la esclavitud.
Nuestro principal rol debe ser a nuestro entender, el trabajo sistemático de información y denuncia del control y saqueo imperial en Haití, la resignificación del papel de la Revolución Haitiana en el pasado, presente y futuro de la sociedad que soñamos. Ubicar a Haití dentro del plan de militarización norteamericana del Caribe y Latinoamérica en su nueva ofensiva fascista. Incluir en las plataformas reivindicativas de nuestros movimientos sociales, el respeto a la autodeterminación de Haití.
Exigir de nuestros gobiernos el reconocimiento diplomático y político de Haití como el primer país de la región que selló con sangre la primera independencia y su internacionalismo para con la lucha del resto del continente latinoamericano, nación que supo autogobernarse aboliendo la esclavitud, y tiene que ser respetada en su independencia y soberanía como pretendemos se haga con la nuestra.
– Deberíamos ponernos como objetivo colocar en el marco de la UNASUR, la CELAC, el tema de la independencia de HAITÍ, hoy bajo ocupación militar neocolonial, al mismo nivel de las Malvinas Argentinas y la independencia de Puerto Rico. Lo contrario implica una complicidad con el discurso imperial y sus títeres de turno como lo es hoy el dictador Michel Martelly.
-Apoyar la campaña por las reparaciones e indemnizaciones por la deuda de la independencia, el saqueo colonial, la destrucción ambiental, los crímenes cometidos vía enfermedades como el cólera y los otros.
– Unir a Haití al reclamo de todas las islas caribeñas por la esclavitud.
-Visibilizar la lucha incansable del pueblo haitiano en condiciones absolutamente asimétricas, como ejemplo del camino emancipador que todos debemos emprender.
El trabajo en las bases en los barrios, talleres, las oficinas, los centros de estudios, en las organizaciones populares, en el mano a mano callejero, en las radios comerciales y comunitarias , programas televisivos, en la movilización (antecedida de este trabajo) en la calle frente a las autoridades de gobierno, frente a las instituciones militares implicadas.
Vuestra historia resume toda la crueldad de que es capaz el sistema de explotación capitalista en que vivimos hasta hoy. Nos trasmite valor y esperanza el potencial creativo, espiritual, cultural, y la combatividad excepcional de un pueblo tan largamente victimizado por el racismo y los intereses imperiales de todas las horas. Solo falta poder armonizar la unión de todos los oprimidos, para recrear el milagro de vuestros padres libertadores de donde heredan su coraje y determinación.
Nos encontraremos en la batalla, impulsados por vuestro ejemplo. Todos seremos, más allá del lenguaje, latinoamericanos caribeños.
Que vivan la autodeterminación y la soberanía de todos nuestros pueblos, y la construcción solidaria de otro mundo, a la altura de nuestros sueños!
Mónica Riet,
Coordinadora Por el Retiro de las Tropas de Haití ,de URUGUAY.
contacto: elindiosepee@gmail.com