La decadencia civilizatoria y las mentalidades coloniales. Algunas reflexiones sobre y desde Frantz Fanon

Por Gonzalo Armúa y Jean Jores Pierre

Cuando en marzo de 1945 el Ejército Aliado se preparaba para cruzar el Río Rin, avanzar sobre Alemania y de esta forma dar la estocada final al nazismo, entre los cientos de miles de soldados y las tropas coloniales, se encontraba un joven antillano. Portaba una medalla de la Croix de Guerre por su valentía y arrojo en la batalla de Alsacia, pero ni él ni muchos otros pudieron entrar en Berlín con los ejércitos victoriosos. Las tropas debían ser “blanqueadas” para los ojos del mundo. Su piel y su origen “no se lo permitieron”, el racismo no se lo permitió, la colonia le mostraba todo su desprecio. Era la civilización en todo su esplendor.

Tal vez en esos días Frantz Omar Fanón empezaba a germinar las ideas y las frases que marcarían su obra y su práctica revolucionaria, tal vez se chocó de frente con esa realidad, con esa barrera que era, y es,  ser un “condenado de la tierra”.

A casi 60 años de su muerte y en un nuevo aniversario de su nacimiento sus reflexiones siguen vigentes. Si los Condenados de la tierra da pistas sobre proceso de descolonización, Piel negra, máscaras blancas permite pensar cómo funciona la psiquis desgarrada de los sujetos colonizadores y colonizados. Para Fanon, tanto el colonizador como el colonizado están sumisos a un proceso de alienación que degrada todo su humanismo.

En una realidad nuestraamericana, surcada por golpes de Estado, racismo, proyectos políticos reproductores del odio, grandes franjas de las sociedades movilizadas contra el sentido de igualdad y la defensa de privilegios, incluso de sus opresores, se hace necesario volver a visitar al doctor Fanón para entender y transformar a nuestras sociedades abigarradas de máscaras blancas.

Un antillano civilizado contra el fascismo

Frantz, el menor de ocho hermanos, nació en Fort de France, isla de Martinica, en 1925, en una familia de no tan mal pasar y, como muchas, tan alejada geográficamente de la metrópoli francesa como del lenguaje y la cultura local, el creole. Su infancia transcurrió en una sociedad colonial, donde el color de piel y el “buen habla” se medían con una blanca vara francesa.  Más adelante, en una de sus obras, dirá que: “la burguesía de las Antillas no emplea el criollo, salvo en sus relaciones con los domésticos”.[i]

Con 18 años dejó su hogar familiar clandestinamente para enlistarse en las Fuerzas de Liberación de Francia y luchar por “la libertad” y por “su” metrópoli, la cultura y la civilización frente a la barbarie fascista. También pesaba su sentimiento de humanismo pleno: “cada vez que un Hombre hace triunfar la dignidad del espíritu, cada vez que un Hombre ha dicho no a una tentativa de sometimiento de su semejante, me siento solidario de su acto”.  Su hija Mireille Fanon-Mendès France, dirá que esta decisión fue el elemento disparador de la consciencia política [ii] de Fanon.

Ya una vez en la guerra, el joven Fanon se vio de frente con  el “sistema colonial develado”,[iii] su bando, los Aliados, y los nazis eran enemigos, pero compartían una civilización y una otredad. No importaba en que Ejército peleasen esos “otros”, siempre serían “inferiores”.  Había luchado “por una causa obsoleta”, escribió en una carta a sus familiares. Es la carta de alguien desilusionado de sus aspiraciones de reconocimiento por parte de la “civilización”.

Aimé Cesaire, maestro de Fanón y de todos los pueblos que luchan contra la opresión, en su Discurso sobre el colonialismo[iv] también reflexionó sobre esta Guerra:

“…en el fondo, lo que no perdona a Hitler no es el crimen en sí, el crimen contra la humanidad no es la humillación de la humanidad en sí, sino el crimen contra el hombre blanco, la humillación del hombre blanco, y el haber aplicado a Europa procedimientos colonialistas contra los que se alzaban hasta ahora solo los árabes de Argelia, los culíes de la India y los negros de África.”

Las máscaras blancas

Pero hay un elemento que Fanon estudia e hizo su tesis en sus estudios de psiquiatría y fue la aceptación por parte del sujeto dominado de los valores, formas y significados del propio dominados y rechazar al mismo tiempo a los suyos. El sistema racial-colonial pone al dominador blanco como parámetro de todo y eso hace que la supervivencia y los privilegios se escalonen y reproduzcan por los colonizados. Adoptando las máscaras blancas del colonizador, haciendo suyos los significados de esa civilización y hundiendo sus propios significados, los de esa otra realidad negada.

“Hemos conocido, y desgraciadamente seguimos conociendo, compañeros originarios de Dahomey o Congo que se llaman antillanos; hemos conocido y todavía conocemos antillanos que se sienten ofendidos si se les supone senegaleses. Y es que el antillano es más ‘evolucionado’ que el negro de África (entiéndase bien, que está más cerca del blanco); esta diferencia existe, no solamente en la calle y los paseos, sino también en la administración y en el Ejército (…) Los originarios desprecian a los fusileros; el antillano reina como señor indiscutible entre toda esta despreciable Negrada”, comentó nuestro autor en una de sus obras[v].

Esos fusileros senegaleses lucharon y murieron para liberar a esa Europa del nazismo, esa Europa que los despreciaba, pero también lo hacían esos otros colonizados que se sentían un paso más arriba de la pirámide pigmentocrática.  Un capítulo, tan nefasto como desconocido, fue la masacre de Thiaroye, en la –por ese entonces– colonia de Senegal, en diciembre de 1944, causada por gendarmes franceses que dispararon sobre esos soldados senegaleses recientemente desmovilizados, que en su mayoría eran a su vez antiguos prisioneros de guerra y se estaban manifestando para reclamar el pago de lo que el Ejército francés les debía.

La explosión no tendrá lugar hoy

Frantz volvió a Europa para estudiar psiquiatría en Lyon, su controvertido texto que debió ser su tesis de doctorado llevará el título: Un ensayo sobre la desenajenación del negro, publicada en 1952 y ya renombrada como Piel negra, máscaras blancas

“La explosión no tendrá lugar hoy. Es demasiado pronto… o demasiado tarde”. Así dispara Fanon con toda su potencia en la primera línea de Piel negra…, donde analiza el sujeto desmembrado y la relación destructiva que genera el sistema, al que identifica como colonial. Pero la búsqueda en esta obra va en ambas direcciones. La finalidad es liberar a la humanidad toda, desde la liberación del oprimido, por consiguiente la liberación del opresor, porque ambos son alienados por el sistema colonial: “El negro quiere ser blanco. El blanco busca apasionadamente realizar una condición de hombre. En esta obra iremos viendo cómo se elabora un ensayo de comprensión de la relación negro-blanco. El blanco está encerrado en su blancura. El negro en su negrura”.

“Para Fanon, tanto el colonizador como el colonizado están sumisos
a un proceso de alienación que degrada todo su humanismo”

Fanon quiere desamarrar y soltar a ambos de su prisión: al blanco de su prejuicio y al negro del color de sí mismo, y borrar las aberraciones afectivas de uno y otro, esas dos metafísicas que generan relaciones excluyentes. Porque su finalidad es ayudar al oprimido y al blanco opresor a liberarse del arsenal de complejos que lo han dominado y que germinaron en una situación colonial.

Es así como da una explicación al proceso por el cual se llega a esta situación en las colonias: en una primera fase se ha visto al ocupante legitimar su dominación con argumentos científicos y a la “raza inferior” negarse como raza, así el grupo social racializado y dominado comienza a imitar al opresor y a través de ello desracializarse. La “raza inferior” se niega como raza diferente y llega a compartir con la “raza superior” las convicciones, doctrinas y otros considerándos que le conciernen. Se liquidan sus sistemas de referencia y se derrumba su cultura. No le queda al autóctono más que “reconocer con el ocupante que Dios no está de su lado”. Es así como  se arroja sobre la cultura impuesta.

Los civilizados hablan mejor

La lengua es el elemento que hace al ser humano lo que es. Podemos decir que antes que individuo hay una comunidad, porque hay un conjunto de significados comunes que permiten la comunicación, por eso la lengua hace al sujeto, lo cobija en una cultura. Ahora bien, cuando esa cultura es superpuesta, es impuesta sobre otra, sobre otras, de forma violenta y sistemática, parece generarse un sujeto desgarrado.

Fanon explica que “hablar” significa emplear una cierta sintaxis, poseer la morfología, pero, fundamentalmente, es asumir una cultura, soportar el peso de una civilización. Es decir, que al tener que incorporar un sistema simbólico del dominador se obliga a pensar dentro de los esquemas de este. Pero, además, el uso de esta lengua es una forma de ejercer el poder y ese poder será mayor mientras más cerca se este de la metrópoli. De esta forma, “el negro antillano será tanto más blanco, es decir, se parecerá tanto más al verdadero hombre, cuanto más y mejor haga suya la lengua francesa”.

José Larralde, maestro de la música argentina, llegó a la misma conclusión por otros caminos, pero sintiendo el mismo poder opresor de la oligarquía local, esta a su vez sumisa y semicolonial. Jorge Cafrune, otro revolucionario, interpreta esta conclusión, en “Quién”: “Lástima que no entienda de lengua fina pa’ ser señor y ah según dijo aquel día el patrón que en Inglaterra se habla mejor. Me lo contó un día el patrón”.[vi]

Todo pueblo colonizado, en cuyo seno haya nacido un complejo de inferioridad a consecuencia del enterramiento de la originalidad cultural nacional local, se sitúa siempre en la relación con la lengua de la nación civilizadora, es decir, de la cultura metropolitana. “El colonizado escapará tanto más y mejor de su selva cuanto más y mejor haga suyos los valores culturales de la metrópoli”, reflexiona Fanon.

Se basó, Fanon, en reflexiones maduradas y elaboradas a lo largo de sus años de práctica psiquiátrica, hay una comprensión de que el racismo tiene sus consecuencias en el plano de la subjetivad, pero esto no es la causa sino la consecuencia de la explotación desvergonzada de un grupo por otro a través de la opresión militar y económica, la cual precede la mayor parte del tiempo, hace posible, legitima, al racismo.

Argelia, lucha, reflexión y muerte

Luego de la obtención de su diploma de Psiquíatra en Lyon en 1953, Fanon fue designado en el Hospital psiquiátrico de Blida, en Argelia, en ese entonces colonia francesa –aunque no por mucho tiempo–. Allí tuvo su primer golpe epistémico cuando descubrió que la escuela psiquiátrica de la Argelia colonial había tipificado a los árabes argelinos de “primitivos”, afirmando que su desarrollo cerebral era “atrasado”.

Cuando empezó la guerra de liberación nacional el primero de noviembre 1954, Fanon entró en contacto directo con el Frente de Liberación Nacional (FLN). De día trataba a los oficiales policiales de la ocupación y su “estrés” por las largas sesiones de “interrogatorio”, y por las noches, o en sus momentos libres, el joven doctor enseñaría a los milicianos a permanecer inmutables al momento de sembrar bombas.

Dimitió de sus funciones en 1956, declarando que como psiquiatra no puede estar sanando sus pacientes para enviarlos después en una sociedad alienante y deshumanizante. Fue expulsado por las autoridades coloniales. Llegó a Túnez, donde se comprometió de lleno con el Frente de Liberación Nacional. En esos años formó parte del colectivo editorial El Moudjahid, cuya sede se encontraba en Túnez. Los escritos de esta época fueron publicados después de su muerte bajo el título: Por la Revolución Africana .

Fue embajador itinerario en África del gobierno argelino en exilio, tenía la misión de difundir las luchas del pueblo argelino para la consolidación de alianzas con los pueblos de África y poner en marcha su visión del internacionalismo de las luchas emancipadoras. Viajó a Ghana, donde encontró Kwame Nkrumah; estuvo en Congo para conversar con Patrice Lumumba, a quien le advertiría del peligro de confiar en la independencia pacífica; en Etiopía; en Liberia; en Guinea, que permitió obtener la solidaridad del presidente Sékou Touré, quien ayudó a convencer a los soviéticos para enviar armas al frente Oeste; y en Mali su aporte fue decisivo para empezar un nuevo frente de luchas armadas en el sur, donde la Guinea proveía armas.

Después de una campaña en el Sahara para abrir un tercer frente en la lucha por la independencia, a Fanon le diagnosticaron leucemia. Cuando su condición lo permitía, daba clases a los oficiales del FLN en la frontera entre Argelia y Túnez. Es en esos meses fue a Roma para visitar, por última vez, a Jean Paul Sartre, quien escribiría el prólogo de su libro más famoso.

Si bien el prólogo de Sartre sería una declaración para la posteridad y haría de este una obra en sí, se puede decir que no termina de captar el mensaje de la totalidad del libro y se orienta más hacia “los pecados” de Europa y la necesidad del suicidio civilizatorio antes que a la perspectiva de reparación humanista que Fanon quiere legar. Sartre reconoció de forma descarnada que “el europeo no ha podido hacerse hombre sino fabricando esclavos y monstruos” , así denunció la farsa civilizatoria desde la cumbre filosófica que el encarna.

“Para Fanon, la construcción de sociedad justa y próspera debe pasar necesariamente por la liberación plena de los Hombres y Mujeres del yugo y secuelas del colonialismo”

Los condenados de la Tierra

En 1961, se comprometió a entregar un manuscrito al editor francés François Maspero, que ya había publicado en 1959 su segundo libro El V año de la revolución argelina, donde acusó a la Francia por sus crímenes contra la población de Argelia. Está segunda obra fue sancionada en Francia. Los manuscritos constituirían el libro intitulado Los condenados de la Tierra.

La liberación de África fue conquistada. Llegaba el momento de la consolidación del proceso independentista. Para Fanon, la construcción de sociedad justa y próspera debe pasar necesariamente por la liberación plena de los Hombres y Mujeres del yugo y secuelas del colonialismo. Es decir, cuando los pueblos del mundo estaban celebrando la independencia de los países africanos de la esclavitud, nuestro autor estaba pensando en las estrategias de consolidación de estas frágiles independencias. Pero su tiempo se escurría rápidamente.

Los condenados de la Tierra es una llamada al respeto. Los pueblos liberados de la esclavitud deben trabajar para favorecer liderazgo que apunta a construir conciencias políticas nacionales y personas movidas por intereses generales. Por su parte, los intelectuales deben formarse e inspirarse de la cultura de resistencias locales, sino serán los reproductores de la vieja actitud colonial. Fanon anunciaba que los movimientos de liberación pueden ser transformadas en mera “dictadura burguesa, sin máscaras, sin maquillaje, sin escrúpulos y cínicos”, como terminaría pasando en muchas de esas nuevas repúblicas tras algunos años.

Los condenados de la Tierra fue una obra póstuma. Frantz Omar Fanon murió el 6 de diciembre de ese año, en un hospital de Maryland, Estados Unidos, con un nombre falso. Tenía 36 años. Cuando sus restos fueron retornados hacia Argelia, fueron recibidos por columnas del FLN y escoltados hasta el Cementerio de los Mártires (Chouhada) en Ain Kerma, en el este del país.

Fanón y la civilización hoy

Es interesante el fenómeno de la alienación del colonizado y del colonizador y la apropiación de los valores de “la raza superior” porque se ajusta a la perfección para entender el accionar de esos sujetos que reproduce la escala racial y hasta purgan su complejo de inferioridad como esos antillanos que denigraban a los senegaleses en la anécdota de Fanon.

La colonización ha cambiado de faz. El mercado omnipotente no necesita látigo. Construye subjetividades coloniales sin tener necesidad de una ocupación territorial.

En Argentina, en 2020, el medio de comunicación de mayor poder, concentración monopólica mediante, y cabeza ideológica de la derecha actual, el diario Clarín, tituló hace unas semanas uno de sus artículos: “Hiperinflación, hambre y pandemia en Venezuela: la clase media desapareció y el país se ‘africaniza’”[vii]. ¿Qué quiso significar con ese “se africaniza”? Nuevamente “la civilización” mide la realidad desde su prisma racista y explotador. El problema no es solo el mensaje, sino que el público al cual va dirigido no notará el problema en tal enunciado. Es una buena síntesis de su forma de pensar. Un sujeto alienado, explotado, con aspiraciones a ser parte de la metrópoli, lo más lejos de Venezuela posible, por ser esta latina, india, no europea, no “civilizada”. Pero el verdadero terror, para este sujeto desgarrado es llegar a ser  “África”. Eso sí sería intolerable para quien añora ser una colonia norteamericana. Si “el antillano reina como señor indiscutible entre toda ‘esta despreciable Negrada’”, el medio pelo argentino[viii] se cree Dios, por sobre el rey antillano.

Haití, el segundo país libre del colonialismo en Nuestra América se transforma en un “condenado de la Tierra”, con gobiernos sumisos al imperialismo norteamericano. Este neocolonialismo demuestra en plena actualidad, “sin escrúpulos, sin máscara, sin maquillaje”, el racismo imperialista y burgués hacia el pueblo haitiano. El neocolonialismo aquí va más lejos de lo que pensaría Fanon. El país cuenta con cártel de embajadas de países imperialistas y subimperialistas que lleva el nombre de Core Group. Este está dirigido firmemente por la Embajada de los Estados Unidos de América. El gobierno servil de Haití no puede tomar ninguna decisión sin consultar a este gobierno colonial del Core Group.

Sobre las élites locales, resta decir que nada ha cambiado en los países de Nuestra América, mantienen su rumbo habitual, y de esto Fanon ya advertía en Los condenados de la Tierra, cuando decía que: “no hay una verdadera burguesía sino una especie de pequeña casta con dientes afilados, ávida y voraz, dominada por el espíritu usurario”.

Por eso urge sacudir el caparazón de servidumbre construida durante siglos bajo el cual la “civilización blanca” y la cultura europea han impuesto una desviación existencial, para comenzar a desalienar la relación fijada por el colonialismo y la explotación, los valores y las construcciones culturales, humanas, que legan un mundo torcido. Mirar lo propio con anteojeras colonizadas diría Arturo Jauretche.

En contraposición, podemos decir que descolonizar entonces no es simplemente salir de la órbita de la colonización. Es también y, sobre todo, volver a soldar el hombre al hombre mediante una práctica consciente de personalización; la cual debe ser integral, total y radical. De lo contrario, tendremos personas identificadas con las élites que protesten en la calle pidiendo la dominación colonial o colaborando con ella complacientemente. Todo un proceso de manipulación por los aparatos o instituciones dominantes.

Tal vez el camino de justificar nuestras prácticas transformadoras a los paradigmas de la “civilización” en decadencia no haga más que seguir dando aire a aquellos que culpan de la decadencia a los condenados de este sistema. Será hora de tomar otras de las reflexiones de Fanon para transformar el mundo y crear uno nuevo.

No rindamos, pues, compañeros, un tributo a Europa creando Estados, instituciones y sociedades inspirados en ella. La humanidad espera algo más de nosotros que esa imitación caricaturesca y en general obscena.

Por Nuestra América y por la humanidad hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre y una mujer nuevo/a.

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Gonzalo Armúa Secretaría Operativa de ALBA Movimientos

Jean Jores Pierre Economista


[i] Piel negra, máscaras blancas (en Peau noire, masques blancs, 1952). Ediciones Akal, S. A., 2009 para lengua española.

[ii] https://fondation-frantzfanon.com/colloque-cuba-actualite-de-la-pensee-de-frantz-fanon/

[iii] Vastey Jean Luis. El sistema Colonial develado. Editado por Juan Francisco Martinez Peria. Ediciones del CCC.

[iv] Discurso sobre el Colonialismo / Aimé Césaire.

[v] Piel negra, máscaras blancas (en Peau noire, masques blancs, 1952)

[vi] Quién me enseño/ José Larralde. Interprete Jorge Cafrune. En disco Cafrune revolucionario.

[vii]https://www.clarin.com/mundo/hiperinflacion-hambre-pandemia-venezuela-clase-media-desaparecio-pais-africaniza-_0_F6qRbcBqc.html

[viii] El medio pelo es un término popular peyorativo que Arturo Jauretche conceptualizara en su libro “El medio pelo en la sociedad argentina” para analizar la actitud de los estratos medios que se ven identificados con la clase dominante, que nunca se identifica con lo nacional, y desprecian a su entorno y a su pueblo”

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