Hoy 5 de octubre, mes signado por efemérides que nos recuerdan las luchas y dolores de nuestra amada indoamérica me encuentro en la ciudad de Esquel con algunos miembros de mi Lof Mapuche Pillan Mahuiza, cumpliendo con una formalidad que es la de denunciar ante el estado las amenazas que estoy sufriendo por parte de las fuerzas de seguridad del estado. Denuncio a la policía y los estamentos de la justicia me manda a la policía para protegerme.
Debería estar desconcertada sin saber que puerta golpear, a quien pedirle protección, ayuda. Sin embargo mi adn Mapuche cargado de memoria milenaria me dice que la única manera de protegerme es pidiéndole a los espíritus que viven en la mapu, en la naturaleza que me resguarden como así también siento la certeza de que mi vida y mi seguridad está en tus manos, está en tu corazón, en tu capacidad solidaria en denunciar lo que me ocurre. Habitualmente a estos mensajes mafiosos lo que le sigue es el cadáver de la víctima a la que se venía amenazando. Pero no siempre los villanos ganan, a veces los pueblos organizados y en unidad logran detener las balas, los puñales, la muerte. ¿Por qué me amenazan? ¿Por qué tanto odio? Porque mi condición de mujer, de mujer indígena y activista. De nada me arrepiento todo cuanto hecho en mi vida ha sido obedecer el mandato de mis ancestros en la protección de la vida en los territorios y en los pueblos. Solo quiero advertirle al señor presidente de la nación, al gobernador de Chubut, a los señores latifundistas y a los señores represores que si algo le sucede a mi familia, a mi comunidad o a mi persona se cumplirá el poder del mariciweu, por cada uno que caiga diez se levantaran!
Moira Millán.
Fuente: Resumen Latino Americano