Naciones Unidas, 20 sep (PL) El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lamentó hoy los abusos sexuales de fuerzas de paz y otros miembros de organización, y el terrible sufrimiento provocado por el cólera en Haití.
Aprovecho esta oportunidad para expresar mi pesar por dos situaciones que han empañado la reputación de la ONU y, peor, que han traumatizado a las poblaciones a las cuales servimos, manifestó en el debate de alto nivel de la Asamblea General. El año pasado estalló el escándalo sobre los abusos sexuales ante las denuncias de crímenes cometidos por militares franceses y casos azules de la Misión de Naciones Unidas en la República Centroafricana, lo cual desencadenó investigaciones tanto a nivel de la ONU como de los países señalados y provocó preocupaciones en la opinión pública sobre una posible impunidad.
De acuerdo con Ban, cuyo mandato de 10 años culminará en diciembre próximo, la explotación sexual y el abuso atroz cometido por los cascos azules agravaron las condiciones de poblaciones ya dañadas por conflictos armados.
Al mismo tiempo, sostuvo, esos hechos han socavado los esfuerzos de tantos otros funcionarios de la organización en diferentes lugares del mundo.
Los guardias no deben convertirse en depredadores, expresó Ban, quien llamó a los Estados miembros y la Secretaría General a redoblar sus esfuerzos para aplicar y fortalecer la política de tolerancia cero.
En segundo lugar, Haití ha acumulado las pruebas: poco después de un devastador terremoto, el país se vio afectado por una epidemia de cólera, afirmó.
A decir del Secretario General desarrollan medidas para asistir a los más directamente afectados y redoblar los esfuerzos para construir fuertes sistemas de abastecimiento de agua, saneamiento y salud, la mejor defensa a largo plazo contra las enfermedades.
El brote de cólera desatado en Haití en el otoño de 2010, que provocó la muerte de más de nueve mil personas, siguió al devastador terremoto de enero de ese año y, de acuerdo con diversas denuncias, tuvo su origen en la práctica de los cascos azules de liberar sus desechos en un río al aire libre.
La ONU reconoció por primera vez su responsabilidad moral en agosto pasado, por medio de un comunicado.