Camille Chalmers, economista, profesor universitario, secretario de la Plataforma Haitiana para un Desarrollo Alternativo (PAPDA) e integrante de Jubileo Sur Américas, es un líder social que demanda un cambio profundo en el sistema político y económico de Haití para poner fin a los 100 años de injerencia estadounidense en el país.
En entrevista a la Red Jubileo Sur Américas, Chalmers afirmo que el Gobierno haitiano continúa en su costumbre modo de negar la voluntad popular. Los dirigentes políticos han negado la participación del pueblo en la toma de las decisiones vitales para el país. Expresó, que las elecciones del 24 eran el corolario de un proceso totalmente inadmisible, anti democrático y totalmente intervenido por el imperialismo. En el año 2015 intentaron repetir lo que hicieron hace 5 años atrás y fracasó gracias a la resistencia popular y a la lucidez de la población. En 2010 la OEA, la Unión Europea, las Naciones Unidas y el Departamento de Estado (de los Estados Unidos) manipularon los resultados electorales para imponer a Michel Martelly como presidente, quien no ganó realmente las elecciones. Destacó que ante la actual situación de incertidumbre política, los movimientos y organizaciones sociales han exigido un conjunto de medidas que permitan predecir hacia una refundación del país e iniciar un mudanza radical en el sistema político y en las relaciones con el imperialismo.
Es cierto que no se puede hablar de estabilidad institucional y que el país afronta una situación caracterizada por mucha incertidumbre con respecto al desenlace de un proceso electoral raptado por el levantamiento popular en estos años de lucha y de movilización casi inmutable.
Salida a la crisis estructural del país
El Gobierno haitiano propone cuatro alternativas para solucionar la difícil situación política que vive el país, los planteamientos son: la refundación del país con nueva Constitución; la continuidad del mandato de Michel Martelly para asegurar el desarrollo de un nuevo proceso electoral; que el control del país sea entregado a la Asamblea Nacional y la última alternativa es la de entregar el Gobierno al Poder Judicial. El gobierno aseguró que las propuestas germinaron tras una consulta a todos los sectores del país. Sin embargo, Camille Chalmers reveló que los sectores populares no fueron consultados y que cualquier solución a la que se llegue serian objetadas por el pueblo haitiano ya que no fueron parte de ese proceso de consulta previa.
Camille aseveró, que las movilizaciones en Haití nacen de un rechazo a las injerencias de Estados Unidos y que estas manifestaciones se están convirtiendo en parte de la sabiduría anti-impertialista del país. Algunos sectores políticos de Haití han planteado que el expresidente Jean-Bertrand Aristide ocupe el poder nuevamente a través de un gobierno provisional, sin embargo Camille considera que esta idea no es viable y mantiene una posición contraria, porque expresa que un posible gobierno de Aristide pondría freno a las recientes expresiones de rechazo del pueblo haitiano y permitiría que los grupos de dominio se constituyan y vuelvan a llevar al país a una relación de sometimiento al imperialismo “No podemos pensar el futuro del pueblo haitiano sin llevar a cabo una verdadera lucha por la liberación nacional y esto se convierte en una necesidad” Señala Chalmers
Es por ello que se ha creado un Tribunal Popular simbólico contra la ocupación estadounidense de Haití que dará inicio el 28 de julio 2016 para terminar el 17 de diciembre 2016, se tienen previstas 4 sesiones del Tribunal popular, reuniendo jurados, acusadores y testigos y apoyado en base a una documentación científica muy formal que expone la situación de injusticia y violación a sus derechos que vive día a día nuestros hermanos haitianos.
Los haitianos anhelan a un proceso de refundación como nación, y en tal contexto las elecciones que siguen intentando imponerles, lo único que se logra es legitimar el modelo de dominación y ocupación que la misma comunidad internacional viene amparando con la continuación de la MINUSTAH.
El rol de los organismos internacionales como entes que siguen ocupando el país
La ocupación que desde hace 11 años tiene en el país la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), tiene un recuento catastrófico para el pueblo haitiano, condena Chalmers. La fuerza de la ONU de acuerdo con una resolución adoptada por unanimidad, el miércoles, 14 de octubre 2015, por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) tiene un edicto renovado hasta el 16 de octubre 2016, Según esta resolución, el precepto prorrogado de la MINUSTAH mantiene el nivel actual de efectivos autorizados de 2.601 policías de las Naciones Unidas (UNPOL) y 2.370 soldados en el país. La MINUSTAH fue implantada desde junio de 2004, autorizada por dicho Consejo en febrero de 2004, después de la salida al exilio del antiguo presidente Jean-Bertrand Aristide.
Desde su instalación, movimientos sociales, organizaciones de derechos humanos, sectores sociales, parlamentarios, ciudadanos y ciudadanas, no han dejado de exigir la salida de la fuerza de la ONU, llamándolas “fuerza de ocupación” en Haití.
Haití, hace treinta años que se debate entre dos modelos; unos es el proyecto del movimiento social popular que en 1986 derroco la dictadura de Jean-Claude Duvalier, teniendo como objetivo principal la construcción de un país democrático que cambie las estructuras de desigualdad, exclusión y dominación y el segundo modelo el sistema neoliberal y de crisis institucional que actualmente está presente y que nace a partir de tres grandes intervenciones militares: en 1994, con el regreso de Jean-Bertrand Aristide; en 2004, con el establecimiento de la Minustah; y en 2010, con el terremoto.
Lo que amenaza en este duelo de modelos según Chalmers es el legado de una revolución antiesclavista, donde la tierra quedó en manos de los campesinos, convirtiéndose en una de las agresiones más fuertes, es el intento de quitarles la tierra a los campesinos para transferirla a grandes empresas multinacionales. Es a partir de esto que el temor y rechazo popular a una etapa de transición preferida por fuerzas internas y externas que desean trocar la Constitución de 1987 para permitir que entidades extranjeras puedan ser dueños de las tierras haitianas.
Después del terremoto así como se estableció la MINUSTAH, también muchas empresas extranjeras, grandes multinacionales se han instalado para explotar nuestros recursos naturales, se está creando turismo de lujo, al que los Haitianos no tendremos acceso, explotación minera ya que en Haití existen yacimientos muy importantes de metales como el oro y la plata y exportaciones agrícolas, Para concluir, es importante destacar que las movilizaciones es el primer camino hacia la recuperación de nuestros derechos a la autodeterminación, a la recuperación de nuestra soberanía, que ha sido violada hace más de 100 años, es por ellos que agradecemos a las organizaciones, movimientos de América Latina que han estado con nosotros es esta lucha por defender nuestra dignidad, nuestros derechos, nuestra patria. A la Red Jubileo Sur América por su apoyo fiel con la campaña HAITINOMINUSTAH, por cada una de las expresiones de apoyo a nuestra lucha y rechazo total a todo tipo de injerencia y ocupación.
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