La criminalización de la protesta social en Panamá

La criminalización de la protesta es un fenómeno que se ha estado dando en América Latina en las últimas décadas con mayor fuerza, de la cual nuestro país no escapa a esta realidad. La misma es una estrategia política de represión que utilizan los gobiernos para debilitar el tejido social y se implementa mediante la difamación, deslegitimación y judicialización, argumentando que es por motivos de seguridad ciudadana.

Las pasadas y actuales administraciones gubernamentales panameñas han aplicado distintas medidas para callar la voz de dirigentes sociales y todo aquel que proteste, las mismas van desde represión violenta a las movilizaciones populares a hostigamiento y levantamie nto de expedientes donde se les acusa de delitos contra la seguridad colectiva (terrorismo), contra el patrimonio económico, contra la seguridad del Estado, entre otros.

En la pasada huelga nacional de noviembre de 2023 contra la minera First Quantum Minerals, se evidenció una vez más la criminalización de la protesta social, y específicamente en la provincia de Chiriquí. Damaris Sánchez Samudio defensora e integrante de la Coordinadora de la Red Nacional en Defensa del Agua, es víctima de estas arbitrarias e injustas judicializaciones. Cuya acción legal fue interpuesta por grupos y élites económicas que favorecen la minería. 

Escuche programa especial con la participación de Damaris Sánchez Samudio es la Coordinadora de la Red Nacional en Defensa del Agua y a Aubrey Baxter fotoperiodista y activista ambiental:

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Sin una efectiva libertad de expresión, si el pueblo no le es permitido protestar para defender sus derechos, la democracia es una palabra vacía, los mecanismos de control y denuncia ciudadana, se empiezan a tornar inoperantes dando paso a los gobiernos de facto, poniendo en peligro las libertades y la propia vida de los ciudadanos. Estas son las cualidades para tener un pueblo mediatizado, desmovilizado y secuestrado por medios pagados por la minería y el gobierno de turno. A tales hechos en la pasada huelga los propios ciudadanos se tomaron las redes sociales que juntos a reporteros independientes y medios alternativos jugaron un papel importante. Pero también afectados porque fueron intimidados y reprimidos. Uno de estos casos fue Aubrey Baxter. Un fotoperiodista y activista ambiental que perdió uno de sus ojos producto de una fuerte munición ejecutada por la unidades antidisturbios de Panamá.

Por: Olmedo Carrasquilla II. Radio Temblor Internacional / ALER Contacto Sur

 

Fuente: Radio Temblor

Campesinado del mundo rechaza a la OMC

Después de la reunión de la conferencia ministerial de la Organización mundial del comercio (OMC), en Abu Dhabi capital de los Emiratos árabes unidos, las y los campesinos del mundo, excluidos de dichos espacios radicalizan sus protestas e impulsan alternativas relacionadas con la pesca, la agricultura y el comercio digital.

Es el modelo de la hegemonía, abordar temas estratégicos que afectan a la sociedad, en una burbuja excluyente y antidemocrática. Mientras desde enero de 2023 campesinos y agricultores realizan movilizaciones en al menos 65 países de África, Europa y América Latina, y en Asia mas de 10 paises han sido testigos de la lucha de las organizaciones del campo, entre tanto en este continente se realiza esta reunión desconociendo los proceso y dinámicas del movimiento campesino.

En Corea del sur grupos de campesinos rechazan la reducción de políticas arancelarias que golpean su producción agrícola, en Sri Lanka avanzan las luchas y demandas por precios justos, comercialización y almacenamiento de arroz cascara, en la India el campesinado desarrolla gigantescas movilizaciones para garantizar los intereses de la agricultura india en la OMC.

Indonesia sigue impactada por el exceso de importaciones de arroz lo que afectara su temporada de cosechas, la unión de campesinos de Indonesia se moviliza contra esta política que sin duda arruinara a los pequeños productores.

Nepal protesta porque sus cultivadores no pueden competir frente a los productos de otros países que imponen los tratados de libre comercio, de igual manera en Japón, Filipinas y Tailandia las y los agricultores exigen a sus gobiernos mejores condiciones y políticas que protejan la producción campesina.

Pescadores artesanales rechazan la perdida de sus medios de subsistencia, el agotamiento de los recursos pesqueros, las importaciones y la privatización de las zonas costeras mediante proyectos enmarcado en la economía azul impulsada por la OMC, que ha impulsado el acaparamiento de los océanos, los peligros de las industrias extractivas y la desregulación de la inversión extranjera para potenciar flotas pesqueras y fábricas de harina de pescado excluyendo a los pescadores artesanales del mundo entero.

Para el campesinado y los productores agrícolas colombianos, la situación no es menos preocupante, los tratados de libre comercio impiden a la producción nacional sin tecnificación ni subsidios competir con los productos especialmente de EEUU y Canadá que si tiene subvenciones del Estado y terminan quebrando las economías campesinas locales incapaces de competir, además del control perverso de semillas alteradas genéticamente que ponen en riesgo al seguridad y soberanía alimentarias.

Entre tanto en Abu Dhabi se repite el mismo guion, la OMC sigue impulsando su agenda de liberalización comercial, agresiva y obsoleta en ámbitos como la pesca, agricultura y servicios digitales, en contra de los intereses de millones de familias campesinas.

El movimiento campesino encabezado por La vía campesina plantea que este escenario de la OMC debe ser superado, ya que el libre comercio y los acuerdos de la OMC solo han destruido los medios de subsistencia de cientos de millones de campesinos, pescadores y trabajadores del sur global. Los países pobres y en desarrollo no deben seguir adelante con las negociaciones, propone la plataforma de organizaciones campesinas, en su lugar se deben reforzar los foros y mecanismos democráticos de la ONU como la Conferencia de las naciones unidas sobre comercio y desarrollo UNCTAD, para promover acuerdos multilaterales, basados en la autonomía y autodeterminación de los pueblos.

El camino es la soberanía alimentaria y escuchar las organizaciones campesinas, para construir un mundo de comercio justo que reivindique a quienes producen y garantizan la comida del mundo, las y los campesinos, no las grandes corporaciones que defiende la OMC.

Fuente: Agencia Prensa Rural / Semanariovoz.com

 

Fuente: Radio Temblor

8M. Mujeres panameñas y defensoras de la vida conmemoran el Día Internacional de la Mujer

En el marco del Día Internacional de la Mujer 8 de marzo diversas organizaciones civiles y defensoras conmemoraron la gesta que dio significado a la lucha de las mujeres por sus derechos y aspiraciones a una sociedad justa. En Panamá la conmemoración está compuesta por una serie de actividades en demanda a su protección en el ejercicio de sus derechos humanos y contra la violencia generada por un sistema patriarcal y explotador en diversas dimensiones sociales

En 2022, Panamá dio un importante paso en la protección de la fuerza laboral al ratificar el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) administrado mediante la Ley 321 del 29 de agosto de 2022 el cual tendrá por objeto brindar protección contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Hoy en día se busca la reglamentación de dicha ley como un avance de las acciones de las mujeres en defensa de su integridad y derechos.

Otra de las acciones enérgicas de la mujer panameña es la defensa de la naturaleza, hecho que quedó registrado en la huelga nacional del 2023 contra la ley minera # 406 aprobada a tambor batiente generando protestas y movilizaciones en todo el país. El papel de las mujeres es fundamental en estos procesos de liberación contra el neocolonialismo socioambiental. Sin embargo, han sido denunciadas y criminalizadas por ejercer el derecho a la protesta social y discrepar ante la ingobernabilidad socioambiental. Y que en Panamá la Ley 125 del 4 de febrero de 2020, que es el Acuerdo de Escazú, las ampara en participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales, el acceso a la justicia en asuntos ambientales y la protección de sus defensores.

En Veraguas las mujeres del distrito de Cañazas siguen en pie de lucha para que la Corte Suprema de Justicia declare inconstitucional la ley 92 de 2013 que da operaciones a la mina Santa Rosa, de la sociedad Veragold Mining Corporation en el distrito de Cañazas, provincia de Veraguas 4 horas de la capital de Panamá. Quienes mantienen un campamento de resistencia permanente en los predios de la empresa minera hasta que se emita el fallo de inconstitucionalidad.

En está producción sonora nos comparten Alibel Pizarro, Educadora Popular, defensora de Derechos Humanos, integrante del movimiento de mujeres del Centro de Estudios y Acción Social Panameño CEASPA y desde la ecología popular y feminista Elia González, educadora y activista del Movimiento Por un Veraguas Verde que luchan contra el extractivismo minero en el país.

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La participación de la mujer en las luchas panameñas ha sido fundamental a lo largo de la historia republicana. Su valentía y determinación han dejado una marca indeleble en la sociedad y han allanado el camino para futuras generaciones.

Por: Olmedo Carrasquilla Aguila. Radio Temblor Internacional

Fotografía: Marcha de las mujeres contra el extractivismo minero en Veraguas.Olmedo Carrasquilla Aguila

 

Fuente: Radio Temblor

El Movimiento Sin Tierra cumplió 40 años: de la ocupación a la reforma agraria

El Movimiento de Trabajadores Rurales de Brasil reúne a 470 mil familias campesinas en cooperativas, campamentos y centros de formación. En sus cuatro décadas, y a pesar de la violencia estatal y del agronegocio, logró ocupar grandes latifundios, recuperar miles de hectáreas, construir escuelas y ser una referencia mundial en agroecología y soberanía alimentaria.

Hace 40 años, un 22 de enero de 1984 en la ciudad de Cascavel (estado de Paraná), poco menos de 100 personas participaron del encuentro que fundaría el movimiento popular campesino más grande de Brasil y uno de los más grandes de América Latina. Décadas después, el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) está organizado en 24 estados, con 185 cooperativas, 1.900 asociaciones, 120 agronegocios, alrededor de 400.000 familias asentadas y otras 70.000 viviendo en campamentos.

En una estimación simple, según el promedio nacional de 2,79 personas por hogar arrojado por el Censo de 2022 , al menos 1,3 millones de personas son miembros y viven en territorios organizados por el MST. En el marco de este 40 aniversario, el MST realizará, en julio, su 7º Congreso Nacional, para el que se esperan alrededor de 15.000 personas en Brasilia.

«Mientras haya una familia sin tierra, todos somos sin tierra»

Para el geógrafo Bernardo Mançano, autor, entre otros, del libro La Formación del MST en Brasil (Editora Vozes) e investigador de la entidad desde sus inicios, el Estado y los gobiernos son las instituciones que marcan los períodos más difíciles del movimiento. A su juicio, el momento más crítico del MST fue su nacimiento. «El movimiento nació dentro de la dictadura. Nació con cicatrices políticas de un proceso que detuvo y cobró vidas, pero aún logra conquistar territorios e iniciar el proceso de espacialización de la lucha», dice Mançano.

El fundamento que sentó las bases para la fundación del MST fue la lucha por la redemocratización a finales de los años ’70 e inicios de los ’80, con ocupaciones de grandes latifundios llevadas a cabo por agricultores de Rio Grande do Sul. Una de las más emblemáticas fue la Encruzilhada Natalino, en diciembre de 1980, que recibió un gran apoyo de la iglesia católica y de la población de la región.

«Esos colonos estaban en un intento muy concreto de sobrevivir, ciertamente no pensaron en lo que eso resultaría. Pero mirando en el espejo retrovisor de la historia, fue una innovación en el formato de la lucha por la tierra en Brasil. ‘La ocupación con lonas negras’», destaca Ceres Hadich, de la coordinación nacional del MST. «La Encruzilhada Natalino inauguró una forma de pensar la lucha por la reforma agraria y de hacer política que se convertiría en una de las grandes marcas del MST», resume.

Gilmar Mauro, también de la coordinación nacional, no estuvo en la reunión fundacional del MST en 1984, pero ingresó al año siguiente, cuando cumplió 18 años. Nacido en la ciudad de Capanema (PR), región de pequeños agricultores, Gilmar participó en la ocupación de Marmelheiro, que en 1986 se convertiría en un asentamiento regularizado.

Esta fue una de las muchas confiscaciones de grandes propiedades que el movimiento llevó a cabo en la región Sur poco después de su surgimiento. Inspirándose en experiencias anteriores como la de las Ligas Campesinas y el Movimiento de los Sin Tierra (Maestro), los creadores del MST definieron que sería nacional y tendría tres objetivos:

  • la lucha por la tierra
  • por la reforma agraria
  • y por la transformación social.

«Un tiempo después, la gente empezó a entender lo que esto significaba: no se trataba simplemente de una lucha por el reparto de tierras«, destaca Gilmar Mauro. «Esto es fundamental, porque creo que parte del movimiento sindical y popular en el mundo ha cometido errores al separar lo que considera lucha económica y lucha política. Al igual que el movimiento sindical y popular debe hacer lucha económica y los partidos deben hacer lucha política. Un movimiento que gira por este sesgo se vuelve puramente economicista. Y un partido que no tiene vínculos con la realidad socioeconómica de un país se convierte en una burocracia», evalúa. “Son luchas inseparables”, resume.

En su Primer Congreso Nacional, en enero de 1985, los sin tierra decidieron actuar bajo los lemas «La tierra para quienes la trabajan» y «La ocupación es la única solución». Cinco meses después, 2.500 familias participaron en 12 ocupaciones de latifundios improductivos en el estado de Santa Catarina.

«Al principio el movimiento experimentó la producción con cooperativas», recupera Hadich y agrega otro eje histórico: «La educación también siempre ha desempeñado un papel fundamental. Nos dimos cuenta de que era necesario crear nuestra manera de educar, formular una pedagogía sin tierra«, afirma, destacando la experiencia de las escuelas itinerantes. Se trata de espacios educativos sin ubicación fija que se establecen dentro de los campamentos, siendo deconstruidos y reconstruidos cada vez que la comunidad se ve obligada a cambiar de ubicación.

En 1989 hubo un debate interno sobre la posibilidad de que el movimiento se escindiera en dos. Para Gilmar Mauro, fue un momento en el que «se reveló la esencia del MST». «Algunos argumentaban que debía haber un movimiento de colonos y otro de los que no tenían tierra. El primero iría hacia demandas de producción, crédito; mientras el MST seguiría luchando por la tierra», recuerda. «Decidimos que no nos separaríamos, que el MST era uno y que mientras haya una familia sin tierra en este país, todos somos sin tierra. Ese fue un hito fundamental en nuestra historia«, explica Gilmar.

La violencia, la reacción y el auge del Movimiento Sin Tierra

Poco después, el movimiento afrontaría su década más sangrienta, pero también aquella en la que se hizo conocido en todo Brasil. Si la violencia en el campo estuvo presente a lo largo de los 40 años del MST, para Hadich el período comprendido entre 1995 y 2010 es uno en el que la combinación «Estado, milicias y latifundios se revela especialmente». La masacre de Eldorado do Carajás, que convirtió el 17 de abril en el Día Mundial de la Lucha Campesina, es el más emblemático de estos episodios.

Ese día de 1996, alrededor de 1.500 sin tierra llegaron al lugar conocido como Curva do S, en el suroeste del estado de Pará. Después de caminar durante una semana, tenían la intención de ir a Belém para reclamar la expropiación de una finca del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra). Nunca llegaron. Rodeados y atacados por 155 policías militares, 21 campesinos fueron asesinados y 79 resultaron heridos.

El revuelo por el atentado, que contó con escenas televisadas, fue inmenso. El debate sobre la reforma agraria ocupó un lugar central en la agenda política del país. En 1997, tres marchas simultáneas convocadas por el MST partieron de diferentes puntos del país y caminaron durante alrededor de dos meses hasta llegar a Brasilia, el día en que se cumplió un año de la masacre, en una confluencia de alrededor de 100 mil personas.

«Fue histórico. Pero no fue el MST el que puso 100 mil. Fue la sociedad la que se sumó. Y llevó el movimiento a otro nivel«, destaca Gilmar Mauro.

El 17 de abril de 1997 se publicó el fotolibro Terra, de Sebastião Salgado, sobre la lucha por la tierra, con presentación del escritor portugués José Saramago y acompañado de un CD de Chico Buarque. Los tres artistas donaron los derechos de autor de la obra al MST, que, con el dinero recaudado, construyó la Escuela Nacional Florestán Fernandes, en Guararema (SP), donde el sábado pasado se realizó el acto político por el 40 aniversario.

Fernando Henrique Cardoso (PSDB), entonces presidente de la República, se vio presionado a crear el Ministerio de Desarrollo Agrario —eliminado, en 2016, por el gobierno de Michel Temer y restituido, en 2023, con el nuevo gobierno de Lula Da Silva. En 1998, a raíz de una demanda del MST, surgió el Programa Nacional de Educación en la Reforma Agraria (Pronera). Desde entonces, 191 mil jóvenes campesinos se han matriculado en 531 cursos en todos los estados brasileños.

Fue durante este período posterior a la masacre de Eldorado do Carajás que TV Globo transmitió la telenovela O rei do gado. Con una trama que involucraba un romance entre una mujer sin tierra y un campesino, la telenovela tuvo, en evaluación de Gilmar Mauro, «la intención de domesticar al MST, de deshacer el conflicto. Pero tuvo el efecto contrario. Terminó difundiendo el tema de la reforma agraria y el MST a nivel nacional».

Para Gilmar, 1997 fue un punto de inflexión para el movimiento. «Ganamos las ciudades. Principalmente las universidades. Mucha gente se unió al movimiento. Incluso hubo un eslogan en ese momento: ‘La reforma agraria se hace en el campo, pero se logra en la ciudad’«, recuerda.

Sin embargo, el crecimiento no detuvo la violencia. Para Hadich, uno de los hitos en la nueva cara de la represión, tras los cambios en el agronegocio desde los años 2000, con el auge de las exportaciones de materias primas, los transgénicos y la financiarización, fue la muerte de «Keno», como era conocido el agricultor Valmir Mota de Oliveira.

En octubre de 2007, a los 34 años, Keno fue asesinado por guardias de seguridad contratados por la transnacional suiza Syngenta. Participó, junto con otras 150 personas de La Vía Campesina en una ocupación en la ciudad de Santa Tereza do Oeste (PR). La acción denunciaba la ilegalidad de los experimentos que la empresa, gigante del sector de transgénicos y pesticidas, realizaba en la zona.

Los militantes fueron atacados por 40 hombres armados de la empresa NF Segurança. Además de Keno, la granjera Isabel Nascimento de Souza fue puesta de rodillas para ser ejecutada. Cuando llegó el disparo, levantó la cabeza y recibió un impacto en el ojo derecho. Quedó ciega, pero sobrevivió. Otros tres activistas resultaron heridos. En 2018, Syngenta fue condenada por el Tribunal de Justicia de Paraná.

«La diferencia con el asesinato de Keno, por parte de Syngenta, es que ya no estábamos hablando de la violencia de los terratenientes, de los matones. Estábamos hablando de la transnacional, esa empresa que está imponiendo los transgénicos en el mundo, que tiene su sede en Suiza», caracteriza a Hadich. En la actualidad, en el lugar donde fue asesinado Keno, funciona el Centro de Investigaciones Agroecológicas Valmir Mota de Oliveira.

Las décadas de 1990 y 2000, analiza Hadich, «revelaron la violencia del capital y del agronegocio y, en este dolor, nos permitieron ser acogidos por la sociedad brasileña. Lo dejaron claro: son trabajadores rurales pobres que no tienen nada, que están en una lucha digna, pelean y están siendo golpeados, muriendo por eso. Fue un período que, contradictoriamente, en esta violencia y en este luto, reveló a la sociedad un MST que nadie conocía».

Transición a la disputa modelo, la reforma agraria popular

Otro punto de inflexión en la historia del MST ocurrió en 2014. La agroecología un modelo agrícola basado en principios ecológicos y relaciones socialmente justas, sin el uso de fertilizantes sintéticos, pesticidas o semillas transgénicas ya había sido incorporada por el movimiento desde principios de década de 2000. Pero, en 2014, en el último Congreso Nacional del movimiento, el MST consolidó el entendimiento de que enfrentar el agronegocio es, además de la disputa por un terreno, una disputa por un modelo, por cómo trabajar en esa tierra.

«Entendemos que no tiene sentido defender una reforma agraria puramente distributiva y productivista, al estilo clásico. En Brasil, por las condiciones características, necesitaríamos avanzar hacia otro tipo, sí de distribución de la tierra, pero pensando en el tema ecológico de una manera diferente, productiva y de alimentación sana«, explica Gilmar Mauro. «Es un gran salto de calidad», resume.

Fue entonces, cuando el movimiento definió que, además de la democratización del acceso a la tierra, es necesario disputar el modelo productivo de la agricultura. Por eso, incorporó la palabra «popular» a la reforma agraria que defiende, exigiendo de manera más contundente, por ejemplo, debates ambientalistas y la defensa de la agroecología.

En este año 2024, el VII Congreso Nacional debe sistematizar el próximo salto. «Es una gran expectativa», afirma Ceres Hadich: «Lograr la síntesis que indique hacia dónde vamos en los próximos años».

Publicado originalmente en Brasil de Fato

Tomado de: desinformemonos.org

Foto: Archivo de Memoria MST

 

Fuente: Radio Temblor

EZLN: 40 años descolonizándonos

Hemos aprendido de los pueblos zapatistas a colocar nuestra raíz mesoamericana en el centro y a enfrentarnos a la crisis sistémica actual con las herramientas culturales que nuestra civilización originaria nos aporta.

El primero de enero de 1994 muchas personas en México y el mundo fuimos sacudidos cuando nos enteramos, en mi caso por la radio, de la irrupción del movimiento rebelde: “nuestra organización se llama Ejército Zapatista de Liberación Nacional, cuya dirección es mayoritariamente indígena, Tzeltal, Chol, Tojolobal, Zoque y Mame…. La población chiapaneca padece 15 mil muertos al año, eso es tanto, como lo de la guerra de El Salvador, cada año. Nomás que los muertos de un solo lado y con la gran vergüenza de que la mayoría por diarreas y enfermedades digestivas”.

Era el subcomandante Marcos, quien continuaba explicando: “Las soluciones de nuestro país atraviesan por los problemas de libertad y democracia. Esa es la principal demanda… Sobre esta demanda se está haciendo el llamado a toda la República y a todos los sectores sociales para que se alcen junto con nosotros. No necesariamente con las armas, sino con lo que pueda cada uno, según el medio en el que se desempeñe. Las causas que originan este movimiento son justas, son reales. En todo caso podrán cuestionar el camino que se ha elegido, pero nunca las causas”.

En 1997, gracias a las entrevistas que hizo el sociólogo francés Yvon Le Bot en El sueño zapatista al por aquel entonces mayor Moisés, comandante Tacho y al sub Marcos nos enteramos de la génesis de esta guerrilla siu géneris que se labró clandestinamente de 1983 hasta el levantamiento de 1994, con el objetivo de desaparecer. En ese hermoso relato, el cuál Marcos define como “la primera derrota del EZLN”, se esconde desde nuestro punto de vista la gran singularidad de este movimiento: La capacidad de unos ladinos o “modernos” de dejarse “derrotar” por la cosmovisión de los pueblos originarios y por su forma tradicional de lucha.

Fue así como comenzó una historia épica que sigue conquistando el corazón de miles de personas en el mundo y empujando a descolonizarnos. Han pasado 40 años de su fundación y 30 del levantamiento que ha conmemorado el neozapatismo recientemente en tierras recuperadas, en el Caracol VIII de Dolores Hidalgo, con la presencia de miles de personas bases de apoyo, sociedad civil nacional e internacional. Las, los y les zapatistas dieron una gran demostración de alegre y digna rebeldía y de una potente organización autónoma, con gran participación de personas mayores, mujeres y niñez. Así mismo, se anunció en un comunicado previo, que extensiones de tierra recuperada, después de una profunda reflexión, serán de No Propiedad, o sea “Tierra sin papeles”, del Común, e incluso se ofrecerá a personas no zapatistas que necesiten trabajarla y si es necesario, se les enseñará cómo hacerlo.

Se trata de “derrotar” al México imaginario que tiene como referente a Occidente, con su capitalismo y su socialismo industriales, su desarrollo y su progreso, el cuál, ha colocado a la sociedad incluso en riesgo de desaparición

La autonomía zapatista, con su democracia directa y la participación de las mujeres con el tiempo se convirtió en un faro para aquellas personas que como el antropológo Guillermo Bonfil Batalla señalaron la lucha civilizatoria entre el México profundo y el México imaginario y propusieron ver Occidente desde las comunidades y no al revés. Se trata de “derrotar” al México imaginario que tiene como referente a Occidente, con su capitalismo y su socialismo industriales, su desarrollo y su progreso, el cuál, ha colocado a la sociedad incluso en riesgo de desaparición.

Hemos aprendido de los pueblos zapatistas a colocar nuestra raíz mesoamericana en el centro y a enfrentarnos a la crisis sistémica actual con las herramientas culturales que nuestra civilización originaria nos aporta. Elementos como la simbiósis con la naturaleza, el hombre y la mujer como parte del orden cósmico, el aprendizaje en la vida, la trascendencia del servicio comunitario, la economía orientada a la autosuficiencia y el tiempo cíclico, entre otros.

Iván Illich, pensador libertario austriaco-mexicano, generó en los setentas, una de las críticas a la modernidad más sugerentes. Además, a diferencia de por ejemplo, la Escuela de Frankfurt, sus críticas y propuestas provenien del sur global. Illich desarrolló su crítica a la modernidad y si se quiere a la postmodernidad e incluso a la hipermodernidad, proponiendo “poner el freno”. Es decir, poner límites a la producción industrial y de servicios, recuperando la escala humana. Propuso el uso, la generación y la difusión de herramientas convivenciales. Aquellas que son controladas por las comunidades, para la satisfacción de sus necesidades de subsistencia, aprendizaje, sanación, etc., en una suerte de innovadora filosofía de la tecnología.

Zapatismo aniversario 1
Foto: Francisco Lion.

En una entrevista, el poeta Javier Sicilia aseguró que “hay mucha resonancia de Illich en Marcos y en el zapatismo”. Gustavo Esteva, otro prolífico libertario mexicano, quiso ver en el zapatismo, la concreción práctica de las ideas illichianas. Sea como sea, está claro que Illich se inspiró en las comunidades indígenas y campensinas del Estado de Morelos, curiosamente, cuna del general Emiliano Zapata, líder de la revolución de 1910, quien también influido por ideas anarquistas, luchó por Tierra y Libertad. Este espíritu libertario, es el que fue retomado por los rebeldes neozapatistas hace ya más de 40 años y es el mismo que nos provoca a los que no somos de pueblos originarios a descolonizarnos.

El subcomandante aseguró en la entrevista de Le bot que no estaban hablando con un movimiento que esperara un salvador “sino con un movimiento indígena con mucha experiencia, muy resistente, e inteligente, al que simplemente le serviríamos de algo así como brazo armado”. Marcos relató que cuando el EZLN se imbricó con las comunidades pasó a ser un elemento más dentro de toda esa resistencia. Se contaminó y se subordinó a las comunidades. “Sufrimos realmente un proceso de reeducación, de remodelación”. De descolonización decimos ahora. “Como si nos hubieran desmontado todos los elementos que teníamos —marxismo, leninismo, socialismo, cultura urbana, poesía, literatura—, todo lo que formaba parte de nosotros, y también cosas que no sabíamos que teníamos. Nos desarmaron y nos volvieron a armar, pero de otra forma. Y ésa era la única manera de sobrevivir”. ¡Vivan las comunidades zapatistas!

Por: Carlos Soledad
@CarlosSoledadM

Asamblea de Solidaridad con México – País Valencià

Fuente: El Salto Diario

 

Fuente: Radio Temblor