
Hotel Royal Oasis by Occidental en Petion Ville, la zona alta de Port-au-Prince. @ifresnillo (cc)
Haití, un paraíso abierto al mundo y a los negocios
“¿Te gusta Haití?” preguntan a menudo los haitianos a la blan (la blanca). “Es un país precioso”. La respuesta les sorprende, acostumbrados a la imagen negativa que el mundo tiene de su país. Sin embargo más allá de los tópicos sobre la miseria, desastres naturales y conflictos que azotan Haití desde hace siglos, éste es un país que desborda belleza natural, una rica herencia histórica y una dinámica vida cultural. Más de 900km de playas de blanca arena y aguas turquesas, enclaves históricos perfectamente conservados, montañas, senderos y cascadas de un azul imposible. Todo ello no sólo despierta el interés de visitantes más o menos aventureras, sino también lo convierte en un activo potencial para uno de los sectores económicos más dinámicos a nivel global: el turismo.
Stéphanie Villedrouin, la Ministra de Turismo, se ha propuesto aprovechar el potencial turístico del país. En el marco de la estrategia “Haití, abierto a los negocios”, el gobierno haitiano ha fijado claramente la vista en el turismo como una de las estrategias principales para “estimular el crecimiento de la economía nacional”.
Centrando los esfuerzos en la atracción de inversiones extranjeras en el sector y en transformar la imagen de Haití de un lugar al que ayudar, a un lugar al que viajar y con el que hacer negocios. Para el Ministerio de Turismo los retos son sobretodo de percepción: “La mala percepción de la que es víctima el país a nivel internacional y la inconsciencia de la población haitiana de las riquezas turísticas del país y de la importancia del sector para la economía nacional”. Sin embargo la percepción del pueblo haitiano es más bien que la estrategia se desarrolla en beneficio de una élite y que no revertirá en las comunidades. De hecho el gobierno garantiza a las empresas extranjeras “vacaciones fiscales” si invierten en turismo. 15 años sin pagar impuestos ni costes aduaneros, más 5 años de impuestos regresivos, con alquileres o cesiones de tierras de hasta 50 años. El Ministerio de Turismo argumenta que además del empleo y la formación profesional que acompañan los proyectos turísticos, se negocia con los inversores para que estos inviertan “entre un 8 y un 10% de sus beneficios en proyectos vitales para la población”. Pero dichas inversiones y las promesas de trabajo digno raramente acaban cumpliéndose en Haití.
Por ello algunas comunidades afectadas por los planes del gobierno están empezando a organizarse y movilizarse, bajo la premisa que, si es sin el pueblo, el crecimiento y el desarrollo noes para el pueblo.
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